Es la falta de atención a las necesidades básicas de un niño, es decir, el poco o nulo cuidado que proporcionan los padres a sus hijos.
Una conducta que desafortunadamente va en aumento y está afectando a nivel emocional, educativo y social en nuestros niños.
Algunos factores de riesgo
Existen algunos factores de riesgo que pueden propiciar estas conductas, pero no necesariamente es un hecho que si existe alguno de ellos, se dará este tipo de violencia.
- Padres con largas jornadas laborales.
- Falta de vínculo afectivo.
- Poca tolerancia al estrés.
- Padres adolescentes.
- Poco conocimiento sobre crianza.
- Padres con antecedentes de abandono.
- Falta de relaciones de tipo afectivas.
- Familias disfuncionales.
- Baja escolaridad.
¿Cómo afecta a nivel emocional?
Los niños se muestran inseguros, con altos niveles de ansiedad, tienen poca tolerancia a la frustración, continuamente están tristes o enojados.
A nivel social:
Muestran pocas habilidades sociales para relacionarse, continuamente se les observa aislados de sus compañeros.
A nivel escolar:
Continuas faltas escolares, rezago, es muy común que no lleven los materiales necesarios para trabajar.
¿Qué hacer?
Algunos factores que pueden ayudar a evitar este tipo de violencia son:
- Presencia de valores en la familia.
- Dinámica familiar positiva.
- Apoyo psicológico.
- Contar con redes de apoyo familiares y sociales.
- Límites claros.
- Padres conscientes como modelos de sus hijos.
- Padres informados en la crianza y desarrollo.
No se trata de la cantidad de tiempo que dedicamos a nuestros hijos, es sobre todo la calidad de tiempo que les brindamos.